GUILLERMO ALTARES
Madrid – 06 ABR 2024 – 05:15CEST
En el siglo I de nuestra era, Roma fue la primera ciudad con un millón de habitantes. Hasta el XIX, con Pekín y Londres, ninguna otra urbe alcanzó esa población. Aunque la distancia temporal y humana que nos separa de la Roma clásica es enorme —era un mundo extremadamente violento, con esclavos y emperadores—, los problemas urbanos se repiten a lo largo de los siglos. Juvenal (60-128) ya advertía en sus Sátiras que el coste de una hermosa residencia en un pueblo del sur de Roma equivalía al alquiler anual “de un tugurio en la capital”. El historiador francés Dimitri Tilloi-d’Ambrosi recoge esta anécdota en su ensayo 24 horas en la Roma de Nerón (Crítica, traducción de Silvia Furió) en el que describe lo que nos aleja, pero también lo que nos une a un mundo a la postre no tan lejano.
“Algunos problemas resultan bastante similares a la actualidad”, explica en una conversación por vídeoconferencia Tilloi-d’Ambrosi, que da cursos de historia romana en la Universidad París-Nanterre y en la Sorbona y es autor de una tesis doctoral sobre la alimentación y la medicina en la antigua Roma. “Existía una enorme presión por la falta de alojamientos y se construye cada vez con más altura. Las insulae —bloques de viviendas— llegaron a alcanzar los cinco, incluso seis pisos, 25 o 30 metros de altura”.